Quizás un post en esta semana sea poco, pero todavía trato de acostumbrarme a los
ritmos de Lima, al mínimo de hora y media diaria que gasto en autobuses y a pasar más horas en la universidad que los
edificios , y a un montón de cosas como hacer la compra, sacar dinero con
antelación o a hervir el agua para lavarme los dientes.
Comida de la universidad que demuestra mi asiduidad al campus |
La universidad es una pasada, increíble, los profesores por lo general muy bueno aunque a más de uno les encanta hablar (y no callarse ni bajo del agua). Y esta es la UPC:
Ese día salió el sol, en Lima el sol sale de tanto en tanto, solo un rato, y sin embargo es un sol extraño, pálido, y mortecino, que aunque no acaba de calentar alegra un poco los días grises de la ciudad.
No me he quedado quieta, fui por primera vez al cine. Y
llegué yo sola sin perderme y sin morir en el intento. Luego al festival de cine de Lima, y aquí no
me perdí fue culpa del cobrador del autobús y que me paró después de mi parada
y me tocó merodear un poco hasta llegar
al punto de encuentro. Aunque la parte
buena de mis peripecias de la semana es que ya tengo una bufanda (chalina)
nueva, fruto de una excursión a un mercadillo de artesanía de Miraflores, en el que además de odiar con
todas mis fuerzas el no tener dinero para comprarme de todo encontré mi bufanda
y una lista inmensa de cosas que me iré
comprando conforme vaya ahorrando algo
de dinero.
Yo y mi chalina nueva |
He de decir que en la
excursión encontré la Sede Nacional de Scouts Peruanos un edificio al que a lo
mejor me acerco solo por curiosear.
Y por que como si se
cierra una puerta se abre una ventana,
mi reu (reunión-fiesta) del sábado se canceló, pero eso me permitió ir al Jokey plaza, hacer un poco el tonto con Siyun (una de mis
compañeras coreanas de casa) y comer
yogurt helado en el que acaba de convertirse en uno mis sitios favoritos de comida.
Pinkberry y su yogurt helado con muchos toppings |
Siyun y yo probándonos gorras |
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