lunes, 25 de noviembre de 2013

De discriminación y noticias

Perú es un país curioso, precioso en miles de sentidos y desconcertante en otros. El trafico y la inseguridad te hacen echar de menos la comodidad de los autobuses españoles o cruzar una calle sin miedo a morir atropellado. Pero quizás lo más desconcertante de Perú sea su auto-odio. No es la primera vez que me topo con discriminación, he visto mucha, por ser extranjero, homosexual o discapacitado; con todo ese tipo de discriminaciones estoy mas o menos familiarizada, pero acá es algo que vive en la venas de la sociedad y que pugna por salir a cada rato.

En Miraflores hay carteles en todos los bares prohibiendo la discriminación, y es que en Lima, en según que sitios es distinto si eres de la ciudad o de provincias, incluso te tratan mejor si eres extranjero.

Ese es uno de los grandes problemas de Perú. Las desigualdades han calado tanto que  ni ellos mismos se ven como iguales. Y lo que es peor los estereotipos están tan arraigados que a veces la escusa fácil es la discriminación, sin buscar causas o soluciones a un problema que no es nuevo.

La semana pasada ocurrió esto en la puerta de la UPC. 

La famosa escena de la chica  fue publicada por Colectivo Dignidad y ha provocado un revuelo en distintos medios de comunicación peruanos como El Comercio, Perú21, La Mula.com... además de un intenso debate en las redes sociales.  que aglutinan cientos de comentarios sobre el tema. El caso es que si analizamos lo que ocurrió lo cierto es que la actitud de los estudiantes del vídeo no fue adecuada, de echo fue humillante y completamente contraría a la que deberían haber tenido. Pero como siempre, un vídeo de dos minutos es una parte de la realidad, no muestra los primeros momentos de la discusión en los que la chica increpa a los estudiantes de la UPC; o las dos estudiantes que tratan de calmar la situación. Solo una parte de la realidad.

 De todo lo que he leído estos días sobre el tema, éste es el análisis que me ha parecido más acertado, el que quizás recoge que aquí racismos hay más de uno y que la discriminación permanece agazapada a la espera de cualquier oportunidad para demostrar que no ha desparecido.

En fin, un ejemplo de que Perú tiene que aprender a quererse a si mismo, con todas sus variedades y diferencias, ya que en eso justo radica su belleza.

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